A veces los padres no consiguen descubrir los deseos o necesidades de sus hijos, no suelen prestar el tiempo suficiente a escuchar u observar que es lo que su hijo solicita, por lo que intentan compensar con interrogatorios que de ningún modo transmiten al hijo que se ha comprendido sus sentimientos, emociones o preocupaciones.


La escucha activa es la única forma de conectarse con su hijo y de entrar en su mundo.

Nos permite comprender a nuestro hijo y acceder a esa personalidad que se está formando.

Nos permite comprender a nuestro hijo y acceder a esa personalidad que se está formando.

Nos ayuda a transmitir al nuestro hijo que le comprendes y respetas.

Facilita que nuestro hijo se sienta con más confianza, al ser escuchado.

Nos permite generar empatía.
Para lograr una buena comunicación y una escucha activa, si están en una discusión y no puede lograr el acuerdo perfecto, póngase, al menos, en una actitud de apertura y disponibilidad para acercarse más a su hijo y para conocerle mejor. Más tarde quizás se podrá reemprender el diálogo.


Una disponibilidad afectiva favorece el número y la calidad de la comunicación.

Comprenda que el adolescente necesita “practicar la dialéctica”, por lo que suelen buscar la discusión y el enfrentamiento con frecuencia. No se irrite por esta actitud, sea razonable y practique tranquilamente con él.

Sepa que el adolescente discute muchas veces más para convencerse a sí mismo que para convencer al interlocutor. Tenga un poco de paciencia y escúchele, sea receptivo y verá que muchas tensiones desaparecen.

El adolescente desea afirmar su autonomía de pensamiento, además de acción y muchas veces adopta, por sistema, la opinión contraria a la que sostienen sus padres en cualquier tema. No se muestren preocupados por este proceso del adolescente del que él puede sacar placer dialéctico y ustedes irritabilidad.

No descalifique ni menosprecie las ideas u opiniones del adolescente. Para él son muy importantes. Piense que, en todo caso, está construyendo su mundo intelectual. No olvide que el adolescente está lleno de sueños y fantasías y el adulto de realidades y de obligaciones.
