Los Celos

Hablar de celos es hacer referencia a una situación vivida por una persona, frecuentemente de corta edad, la cual reacciona negativamente ante un cambio provocado por la llegada de alguien, un hermano, vivido y sentido como un intruso. El niño reacciona negativamente a esta nueva situación de forma impulsiva y emocional, ya que teme perder el lugar que ocupa en el seno familiar, a la vez que teme perder el afecto de quienes le rodean o la forma como le quieren.

Usted como padre debe evitar a toda costa la comparación entre sus hijos, así como procurar tratar a los niños en función de la edad que éstos tienen y no por su condición. En este sentido el niño, sea cual sea el lugar que ocupa en la familia, no se verá tratado ni con más exigencia ni con más privilegios, con lo que se facilita la adquisición de actitudes positivas hacia los hermanos ya que, todos a la misma edad, han tenido los mismos privilegios y las mismas obligaciones, pudiendo evitarse así los síntomas de: hijo único, del pequeño, del que está en medio.

Las Agresiones y Las Peleas

La agresividad infantil es frecuentemente la manifestación de un estado de tensión que lleva al niño a reaccionar ante las respuestas de los demás porque las siente como agresiones de las que hay que defenderse. Evidentemente en toda relación se producen momentos de tensión, ya sea en el juego, entre amigos, etc., ya que la relación implica adaptarse mutuamente por lo que supone de comprensión, renuncia y diálogo.

También son frecuentes las discusiones y peleas entre hermanos, pero lo que no debemos es justificarlo, sino procurar que vayan superando esos conflictos naturales utilizando las pautas educativas de la comprensión, del respeto, el diálogo, la reflexión, y el compartir.

Transmisión Vivencial

Todas estas pautas educativas y estos criterios no debe recibirlos el niño como un aprendizaje teórico. El único medio para recibir este aprendizaje y que verdaderamente tenga eficacia es, fundamentalmente, mediante la práctica: la transmisión vivencial como modelo a seguir.

El modelo parental y la coordinación
padre-madre.

Es aquel que ofrecen los progenitores a los hijos. Es realmente importante que el niño, desde su nacimiento, vea el comportamiento de los padres como reflejo de sus ideas y, por tanto, en consonancia con ellas. Este modelo es importante en las primeras edades ya que el niño, al no comprender aún todos los posibles argumentos, va captando lo que debe ser, cómo debe comportarse, viendo cómo son y se comportan sus padres.

A medida que crece, al poder comprender ya los argumentos, podrá constatar la relación entre lo que sus padres le explican y lo que hace cotidianamente. De aquí la necesidad de que este modelo sea fiel a los criterios e ideas, ya que, de lo contrario, éstas perderán toda su credibilidad y validez, llegando a poder ser rechazadas y criticadas por los hijos si no son coincidentes con la actuación.

Coordinación Padre-Madre

Es otro elemento fundamental para garantizar la transmisión de las pautas educativas que se tienen, a la vez que evita la desorientación de los pequeños.

el niño, en cualquier momento, ante una situación dada debe recibir el mismo tipo de respuesta, sea cual sea el adulto que tiene delante.

Así comprenderá que hay unos criterios que están por encima de las personas y que tienen una fuerza debida a su validez y no dependen de los posibles cambios de humor, tensiones u otras causas o circunstancias de los padres.

Recuerde

Al proponer todas estas reglas pretendemos llegar a un único objetivo: la madurez, el equilibrio y la seguridad del niño.

Si la familia no ofrece unas pautas educativas, unos modelos y unos hábitos adecuados, el niño puede adquirir otros siguiendo modelos que encuentre fuera, ya sea en la sociedad amplia (medios de comunicación, barrio, etc.), grupo de iguales o en otros lugares.